Ahora apenas sale el sol, la gente calla…
En el ir y venir de mi pensar pasa la tarde
y el sol se pierde de nuevo,
como cada atardecer sin su sonrisa.
Fría, la ciudad se abandona a la noche,
y yo, aún no te recuerdo entre el vaivén de las nubes sobre el tejado.
El placer de esta oscuridad y los sonidos del silencio
me atrapan en un sueño tibio,
en un ir y venir de recuerdos e imágenes del ayer
que ahora regresan como fantasmas
tras la espesa niebla de este invierno
que me atrapa en sus tristezas…
El corazón yace a mi lado.
Acostumbrado a un sentimiento ajado, de abandono…
Nos miramos con lágrimas recién nacidas
y respiramos este viento umbrío y helado
que ahora nos conmueve después de tanto tiempo...
Aislados el uno del otro.
Como tantas veces,
como tantos recuerdos que aún compartimos…
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